Las tres cuartas partes de mi actividad son mentales. Pienso que paso demasiado tiempo pensando. Pienso que tengo que pensar menos y hacer más. Pienso que pensar tiene su tiempo, y lo tengo que encontrar.
miércoles, 4 de abril de 2012
Castigador castigado.
Desde que el nuevo gobierno empezó a funcionar tengo los pelos de punta. Comprendo que la situación económica requiere medidas drásticas. Vale. Pero... ¿tan drásticas?. La reforma laboral nos ha colocado a los que llevamos toda la vida trabajando al borde del abismo más profundo. Nos ha convertido en esclavos, sometidos al deseo de nuestros amos, sin valor alguno, basura de la que te deshaces cuando te molesta. El miedo y la desesperación han sustituido al malestar y la ilusión. Malestar por la situación anterior a las elecciones. Digo esto porque los que se pasan el día criticando al partido gobernante, se olvidan que está ahí, y con mayoría absoluta, por la repulsión que llegó a provocar el gobierno saliente. Les recuerdo a los que tienen memoria de pez que llevamos en crisis varios años, que la crisis iba en aumento y ninguna medida parecía dar resultado; que estábamos viviendo en un limbo con fecha de caducidad. Y llegó la hora de votar nuevo gobierno, y, como quien se agarra a un clavo ardiendo, la gran mayoría se decidió por elegir a la oposición, a pesar de que en ningún momento había dado a conocer la política que pretendía desarrollar. ¿Qué reclamamos ahora? si se depositó la confianza en alguien que llegó al poder, no porque ganara unas elecciones, sino porque otros las perdieron, recibiendo el castigo "democrático" de las papeletas. Y ¿qué tenemos ahora? más castigo del que pretendíamos dar. No se puede votar con el corazón, sino con la cabeza.
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