Empezaría como siempre, pero no me acuerdo. Ante la evidencia de que el pasado me queda lejos voy a optar por hacer un mensaje de futuro, incierto, por cierto.
Supongo, visto lo visto, que el próximo año, allá por septiembre, cuando pongan las luces de Navidad, para ser los primeros en esta absurda carrera sin podiums ni premios, de ganarle tiempo al tiempo y pillar mesa antes que nadie, en cualquier taberna de mala muerte, sólo para decir eso de "yo estuve allí", aunque a nadie le importe un pimiento, volveremos a encontrarnos, o eso espero, teniendo en cuenta que la bomba atómica está rompiendo aguas, y que igual existe una nueva ley de orden público que prohíbe las reuniones de malhechores, así de nuestro estilo, y tenemos que encargar un catering con nombre falso y dar cuenta del mismo en algún zulo de sierra morena, para poder tener la fiesta en paz.
Hasta que llegue ese momento, septiembre, tenemos por delante algunos meses que, a este ritmo vienen a ser un par de semanas. ¿Qué malo nos puede ocurrir? Nada que a estas alturas no podamos superar. Centrémonos en el trabajo que ya en las vidas personales cada uno de las apañe como pueda. Debemos empezar por la afortunada Juana, que ya pasó a mejor vida, la de jubilada a tiempo completo. Un brindis por Juana. Se la ve bien, así que nada que temerle a la jubilación, salvo que se la estamos pagando nosotros, sin saber si habrá alguien para pagar las nuestras. Seamos realistas, quizás nos queden para jubilarnos más años de los que pensamos, porque mantener a la horda, cada vez más grande e inútil de políticos que puebla este país, más ocupados en quitarse la mierda de encima que limpiar los barros de Valencia, nos cuesta un pastón. Y ya sabemos por larga experiencia, que los empleados públicos, a los que hace años dejaron de subirles el sueldo, somos los pagafantas de todas sus fiestas.
Veo negro el futuro, y eso que llevo gafas moradas. Sí, esas que te amargan la vida mires adonde mires. Un brindis por la oscuridad.
Podemos seguir con Francis, nuestro macgiver particular. Igual te monta un escenario, con luces y sonido, que, ¡no te lo pierdas!, te lo desmonta. Flipante. Parco en quejas, más resistente que el duralex. Cuando se siente un poco quemado, los demás ya hemos ardido como hoguera de San Juan. Me encantaría saber su secreto, ese que le mantiene inalterable, aunque caigan chuzos de punta, siempre amable, y con muy buen humor. Persona muy cómoda, la puedes llevar donde quieras, por ejemplo, aquí. Es como de otro mundo, el de los súper poderes. Un brindis por este súper héroe camuflado. Sorprende que comparta horóscopo con Sandra, la benjamina, la turista accidental, desbordada por la pésima organización del universo. A ver, ¿quién ha colocado ahí la osa menor, coño?. Es que nadie se da cuenta que si viene un forastero al pueblo y le doy el único mapa que me queda, cuando mire las estrellas se va a creer que está en otra galaxia, porque no coinciden las cosas. Y eso es otra, hace 20 años que no se hacen mapas, y es que todo se lo gastan en gilipolleces, que no saben hacer la O con un canuto la gentuza esta. Qué harta estoy por dios y por la virgen, y el niño Jesús que ha nacido en el Belén de Miragenil. Bueno, ese otro que también da por saco, pero vamos a dejarlo, que me voy a poner mala, que lo estoy viendo venir. A ver qué trabajo cuesta pensar un poquito, que no estoy pidiendo nada del otro jueves, sólo un poco de sentido común, una mijilla nada más. Mira, lo tengo claro, me cojo unos días, me voy a Australia y, vete tú a saber, igual, con suerte, ni vuelvo. Hombre ya.
Arrecógete mari y vamos a tomar algo, que eso se te pasa a ti en ná. Venga, un brindis por los canguros australianos.
Ahora voy con mi equipo. Por cierto ¿y Gloria? ¿Ha venido? Ah, sí, ahí está. Chica es que como estás en la planta noble ni te veo. Gloria habita, como digo, la planta noble, dotada con moderno, por los cojones, hilo musical con encendido y apagado programado, que nadie puede controlar. El hilo cuenta con una lista de reproducción de lo más esperpéntico que nadie pueda imaginar. Desde el do,do,do,re,re, re mi, mi, mi, mi, mi,.... En escala ascendente y descendente en bucle interminable e insoportable, que convierte los momentos de íntima reflexión en tragicomedias de cámara oculta que te deja así, mira. Pero ella, lejos de crisparse, respira hondo y hace como que eso no está pasando, y si pasa, es pasable, y qué le vamos a hacer, la vida es así, no la he inventado yooooo. Me resulta imposible imaginarla en un estallido de ira, gritando como un trombón desafinado, que alza su voz por encima del piano, la batería y el do re mi, diciendo ¡que te vayas con la música a otra parte! Noooo.
Luego está Paqui, y sus muñecos. Lo digo porque cambia de cara y de voz según las circunstancias. Teléfono en ristre, volumen bajo, está cotilleando. Volumen bajo, sin teléfono, uf, vete tú a saber lo que está haciendo. Tiene un muñeco para cada circunstancia. Usuario pesado, muñeco paciencia, jefa cabreada, muñeco mudo, conflictos laborales, muñeco enfadado. Resto del tiempo, muñeco alerta. No se le escapa ni una chiquilla. Perfecta contable, cuadra las cuentas como nadie y siempre dispuesta para lo que necesites. Incluso podríamos decir que es creadora de contenidos. Tú no sabes que necesitas algo, hasta que ella te lo dice. También psicoanaliza de forma que, ella ya sabe que dentro de 2 minutos no te vas a acordar de lo que te ha recordado, y, oportunamente, te lo requeterecuerda las veces que haga falta. Pues menos mal. Que Dios le conserve paciencia. Un brindis por Paqui. Y otro por sus muñecos.
Feli, uhuhuhuh, es la señal de que te toca. Está instalada en una realidad paralela. Un mundo fantástico, donde casi todo el mundo es bueno y va todo Genial. En verdad creo que es pianista frustrada. Por eso, cuando llega por las mañanas, abre su ordenador, se frota las manos y en mitad del silencio, se marca una pieza en su teclado informático, de ritmo frenético y alocado, que dices, Dios, si Vivaldi levantará la cabeza, borraría la primavera y se quedaría con tres estaciones. Total, con tanta prisa como llevamos y el cambio climático en todo su esplendor, con dos estaciones nos apañamos de sobra. Finalizada la obertura en sol mayor, se asoma desde su realidad a la nuestra para comprobar, con pesar, que el mundo huele fatal, que la vieja del visillo existe y la gente miente sin parar. Y se vuelve a evaporar. Ahí se queda, dentro de su burbuja Art déco, maldiciendo el minimalismo y pensando en los adornos de Navidad. Oye, que los problemas vienen solos y como vienen se van. Y hace una especie de tirabuzón con la pierna, que es una peineta disfrazada. Y tan pancha. Cada año le pide a los Reyes Magos un despacho. Nada, carbón. Un brindis por Melchor.
Tenemos chica nueva en la oficina. Ni se llama Farala ni es divina. Se llama M. Carmen y es humana. En verdad, en ella nada es lo que parece. Con apariencia de Santa tirando a Virgen Macarena, M. Carmen, alias Perea, es una fusión de zipi y zape, con Bart Simpson, que igual te gasta una broma por teléfono, que te deja encerrada en el baño, que te mete un susto al salir del ascensor... O bien se disfraza de prima hermana ideal, que te canta en la boda de tu hija, que te anima la barbacoa del domingo o cualquier fiesta de guardar. Y todo eso con cara de no haber roto un plato en su vida. Eso para quien no la conoce, claro. Para quienes ya la tenemos calada, nos toca salir con precaución del ascensor y no darle nunca la espalda, por si acaso. Mejor verla venir. Buen fichaje. Era, sin duda, lo que nos faltaba. Un brindis por la Perea.
Y con esto me despido hasta el mes que viene. Que Dios nos ampare. Feliz San Valentín gente.