Ayer, casualmente, (digo esto porque no es una actividad nada habitual en mí y quiero que así conste antes que nada) vi un poco de un documental de la 2. Era Hawaii, un auténtico paraíso de islas donde los habitantes de tan especial lugar llevan flores en el pelo y se visten con pareos llamativos. No averigüé de qué vivían, quizás de alguna subvención europea, no sé, lo digo porque se les veía totalmente relajados, jugando en la playa a tirar jabalinas a un coco, tocando los timbales, bailando... Que les entra hambre, pues a pescar, que les da sueño, pues a dormir, que están marchosos, pues te montan un botellón playero en menos que canta un gallo, eso sí, con agua de coco. Y esto será así hasta que llegue a esas playas una baraja de cartas. Entonces ya se estropea todo, porque empezarán a jugar, a apostar, a mosquearse por perder, a querer trabajar para sacar dinero para apostar a la cartas..... y ya se sabe, se convierten al "normalismo" que es lo peor que nos puede pasar.
No sé si era la música de fondo que le habían puesto al documental, pero aquello emanaba una paz difícil de encontrar en la calle donde vivo, en la que todos los sábados, a las ocho de la mañana, tienes a los del Ayuntamiento con la máquina esa que es como un cañón de aire, que suena como un cortacésped y que utilizan para hacer montones de hojas secas que luego recogen como toda la vida, con cepillo y cogedor. ¡Qué cosas!. Así empieza un sábado por la mañana y continúa cuando despierta mi vecina, que también es del Ayuntamiento y que en su afán por convertir su pequeño piso de protección oficial, en uno de esos chalets de la sierra, donde viven sus amigos, y así sobresalir del resto del personal que poblamos el barrio que a ella le ha tocado en suerte, y que no llegamos a su altura, (sobre todo en tontería), le ha dado por hacer una cantidad de arreglos tales como, colocar césped artificial en la terraza, simulando el jardín de su chalet, con el típico tresillo de todas las terrazas y de todos los folletos del carrefour, leroy merlín, ikea..., y también ha colocado unas antorchas solares para alumbrar por la noche, que pierden el pulso con las farolas de la calle, y lo que más me irrita, un potente ambientador insoportable, muy desagradable, para darle glamour a su terraza, aunque lo único que consigue es incomodarme y marearme, casi quitarme las ganas de salir a mi humilde terraza, sin césped, con una mesa de plástico blanca, de esas de toda la vida, que además me la ha prestado mi hermana, hasta que un año de estos yo encuentre una que me guste y se la devuelva. Ahora, que yo me he dicho, ¿tú qué quieres, pelea? pues pelea vas a tener y me he comprado un bote muy grande de Casa Jardín con el que practicaré la legítima defensa, esto es, repelar sus agresiones con los mismos medios, y ya, de paso, aprovecho para matar los bichos de mis plantas.
Ya ha tenido suerte que le haya tocado yo de colindante de terraza, porque si le llega a tocar mis colindantes de puerta, a esa mujer le da algo. Mis colindantes de puerta tienen una terraza sin glamour, pero muy divertida, con un gigantesco girasol de plástico que se ve desde que vienes por la calle a bastantes metros y que seguro que ella recalca: no, mi terraza no se ve desde aquí, porque da a la otra calle. Y con eso ella marca la diferencia entre su césped y el girasol.
Su terraza es como un diminuto Hawaii flotante, un remanso de paz perfumado artificialmente. Un precioso jardín mal ubicado, cubierto por toldos para que el entorno no estropee su magia. Sólo le falta un detalle, la música ambiental, porque la de los pájaros del barrio no le pegan mucho, y eso que cantan bien. Y ya, de paso, estaría bien que el vecino de arriba no diera tantas voces, ni siquiera si el Barcelona marca un gol, porque eso rompe de forma abrupta la exquisitez del lugar. Y mientras tanto, los sueños, sueños son. Quizás algún día le toque la lotería y pueda comprarse un chalet en la sierra, al lado de sus amigos, o quizás alguien le regale una baraja de cartas y se convierta al "normalismo". O, peor aún, mañana me encargo el césped y el tresillo en el leroy merlín, que hay oferta.
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