Las tres cuartas partes de mi actividad son mentales. Pienso que paso demasiado tiempo pensando. Pienso que tengo que pensar menos y hacer más. Pienso que pensar tiene su tiempo, y lo tengo que encontrar.
domingo, 30 de diciembre de 2012
Desear y no morir en el intento
Ahora que estamos pasando de empeñarnos en conseguir cosas, a empeñarlo todo, me doy cuenta de que "el empeño", como todo en la vida, tiene un plazo. Si se te pasa el plazo y sigues erre que erre, tienes un problema. Digo esto porque hurgando en mis recuerdos me ha salido una larga lista de empeños, y con sorpresa descubro que apenas recuerdo aquello que no conseguí. Esto no quiere decir que haya logrado todo lo que me he propuesto, ni mucho menos. Esto sólo significa que mi instinto de autoprotección me lleva a aplicar de forma automática la máxima de mi abuela "niña, hay que desechar", y puesta a desechar mejor que sea lo chungo, ¿no?. Cuando quiero algo soy muy pesada, me paso el día averiguando la manera de conseguirlo. Si pasa un tiempo y veo que va a ser misión imposible, empiezo a plantearme si realmente quiero eso, o es que ya me he encabezonado y no veo más allá. Si sigue pasando el tiempo, me planteo seriamente la conveniencia de conseguirlo. Y un mes más tarde reniego y digo a gritos ¡que yo nunca he querido eso! y me quedo como perro que le quitan pulgas. Una tranquilidad y una paz espiritual que te entra, porque ya no es que no lo haya conseguido, es que ya no lo quiero, por eso no lo tengo, que no es lo mismo. El mundo es largo y ancho para desear cosas, así que para qué empeñarse en algo concreto y limitarse a cuatro tonterías. Así las cosas, me pongo a pensar qué objetivos me marco para este año que entra, y está chunga la cosa, no se me ocurre nada original. Lo de la paz mundial y que se acabe el hambre, lo dejo para las misses, que siempre piden estas cosas. Lo de que se acaben los recortes y volvamos al estado del bienestar, también lo dejo porque me parece utópico y no estamos para perder el tiempo. A todo esto ¿adónde van mis deseos? No oigo nada, sólo eco, "van mis deseos, mis deseos, deseos, seos, os, ssss" Mira, creo que esto de pedir cosas es una tontería, lo mejor es la cabezonería. Así que yo voy a seguir con mis empeños, con su correspondiente fecha de caducidad, y a ver qué pasa este año. ¡Suerte con vuestros deseos!
martes, 25 de diciembre de 2012
Lo importante es participar.
Hoy es navidad. O sea, hoy se puede decir Feliz Navidad. Lo digo porque llevo más de una semana recibiendo felicitaciones que, hasta este año, siempre he contestado cortésmente. Ahora tengo la excusa perfecta para no hacerlo:" la tarifa de móvil que tengo contratada". Así de sencillo. Y como todo el mundo sabe lo importante que es tener móvil con internet para enviar whatsapp, aunque tengas limitadas las llamadas y prohibidos los sms, pues todo el mundo lo entenderá cuando yo le diga que no les he contestado porque no me deja la tarifa, y que no iba a contratar una superior para dos días al año ¿no?. Porque si les dijera que no tengo móvil, no quiero ni imaginar las exclamaciones y expresiones faciales de la gente "mira, la loca que no tiene móvil", o "pobrecilla, no tiene móvil", o "mírala, que no sabe cómo llamar la atención: no tiene móvil". Para ser franca, ¡uy! quiero decir sincera,( a ver si me van a linchar), a mí el móvil me resulta útil y me gusta tener al personal a un click de distancia. Y presumir buscando un nombre en tu extensa agenda, de la que sólo tienes estrecha relación con menos de diez, y en la que al menos otros diez contactos, de los casi cincuenta que tienes, no recuerdas ni de quién son, ni qué hacen en tu agenda pero, por si un día te vuelve la memoria, los tienes ahí.
Por si alguien cree que me he levantado de mal humor, hago saber que me he despertado porque ha sonado la alarma del móvil, lo cual fastidia bastante, pero ya se me ha pasado el cabreo, un par de cafés y todo en orden. Que yo soy así de áspera, qué le vamos a hacer. Además no me preocupa decirlo porque, hagas lo que hagas, lo único importante es que estés en las agendas de los móviles de otros. Si esto es así, recibirás tus mensajes de navidad, marca esquela funeraria, modelo "no te olvido", con todo el cariño del mundo mundial, aunque seas una perra judía. Y eso es lo que hay. Que nos gusta un mensaje cursi más que jugar a la lotería de navidad. Así que yo, aunque soy áspera, tengo mi corazoncito, y haciendo un pequeño esfuerzo, me doblego a las fuerzas del mal que me obligan a desearle a todo el mundo FELIZ NAVIDAD Y PRÓSPERO AÑO NUEVO.
Por si alguien cree que me he levantado de mal humor, hago saber que me he despertado porque ha sonado la alarma del móvil, lo cual fastidia bastante, pero ya se me ha pasado el cabreo, un par de cafés y todo en orden. Que yo soy así de áspera, qué le vamos a hacer. Además no me preocupa decirlo porque, hagas lo que hagas, lo único importante es que estés en las agendas de los móviles de otros. Si esto es así, recibirás tus mensajes de navidad, marca esquela funeraria, modelo "no te olvido", con todo el cariño del mundo mundial, aunque seas una perra judía. Y eso es lo que hay. Que nos gusta un mensaje cursi más que jugar a la lotería de navidad. Así que yo, aunque soy áspera, tengo mi corazoncito, y haciendo un pequeño esfuerzo, me doblego a las fuerzas del mal que me obligan a desearle a todo el mundo FELIZ NAVIDAD Y PRÓSPERO AÑO NUEVO.
sábado, 22 de diciembre de 2012
El año que no me tocó la lotería
Para mí una de las jornadas más distraídas de la Navidad es el sorteo de la lotería nacional. Desde que me despierto me coloco la radio y a oír la cantinela 20368 miiiil euros. Coloco todos los décimos que tengo sobre la mesa y una hojita de papel donde voy apuntando los premios que van saliendo. Cada vez que se oye murmullo de premio, salgo corriendo, cojo el lápiz, y me dispongo a prestar atención a la repetición del número. Así una y otra vez hasta que salen todos. Bueno, a veces me canso y me voy a la calle antes de que salgan todos los premios porque, total, a mí siempre me toca. Un año me tocó trabajo. Otro año me tocó amor. Otro año me tocó celebrar el premio de otros. Acabé viendo doble y al día siguiente, en medio de una macroresaca, me preguntaba quién lo habría pasado mejor, si yo, o el resto de los premiados. Y todos los años me toca el gordo, y siempre lo cuento. Muchos años me ha tocado la salud, uno de los premios más repartidos. Ahora, ya se sabe, a partir de los cuarenta si te levantas un día y no te duele nada, es que te has muerto. Siempre tengo una botellita de cava preparada para recibir mi premio. Este año mi suerte ha sido especial, tanto, que no sé ni cómo explicar mi premio. En estos casos lo mejor es echar mano de frases hechas. Abro la caja y saco una que me parece apropiada: "a buen entendedor, pocas palabras bastan".
Sí, lo sé, es una ñoñería que no me pega nada, pero me apetecía decirlo. ¡Hala, todo el mundo a disfrutar de su premio!
Sí, lo sé, es una ñoñería que no me pega nada, pero me apetecía decirlo. ¡Hala, todo el mundo a disfrutar de su premio!
martes, 18 de diciembre de 2012
El próximo móvil me lo compro de pilas.
Después de tres días andando sin parar, que llegaba la noche y me dormía antes de apoyar la cabeza en la almohada, hasta que el sol entraba por la maldita abertura de la cortina que nunca se cerraba bien, y vuelta a empezar, llegó el día del regreso. Por la mañana me acerqué al centro de la ciudad para comprar un cargador de móvil que me habían sustraído en la habitación del hotel. El día que me dí cuenta me dirigí a la limpiadora. Con sorpresa descubro que la limpiadora era un chico joven. Me dio igual. Como yo ya suponía que me iba a decir que no sabía nada de mi cargador, me limité a decirle "oye, me ha desaparecido el cargador del móvil que dejé en la habitación, enchufado, debajo de la mesilla". En ese momento el chico abrió la boca y dijo algo como "pero si ahí no ha entrado nadie" y yo, cortándole, le digo, "si, si, claro; bueno, mira, que no quiero que entres en la habitación". El chico dijo, "vale". Me bajé a recepción y le repetí al recepcionista lo ocurrido insistiendo en "que no quiero que entre en la habitación". El recepcionista pasó de mi totalmente, con otro "vale". Salí a la calle. Desayuné café con leche y un cargador. Me tomé una cerveza con cargador. A mediodía, pollo con cargador y canelones rellenos de cargador y también mousse de cargador-limón. El cafelito lo acompañé de cargador y otro más para la merienda. Y en la cena ración doble de cargador. Soñé con cargadores de móviles volando por el cielo, el mar surcado por miles de cargadores y calles llenas de cargadores de móviles en lugar de coches; en el sueño me cruzaba con gente que tenían cara de cargadores de móviles. Durante todo ese día además, asistí a la agonía y muerte de mi móvil, al que efectué sin éxito un boca a boca y casi le practico una traqueotomía, aunque al final me dio canguelo y lo dejé. Y así hasta que por fin entró el sol por la maldita abertura de la cortina que nunca se cerraba bien. Me acerqué al centro de la ciudad para comprar un cargador de móvil que.... Ay, creo que esto ya lo he contado. Son secuelas del trauma. Continúo. Pues eso, que compré un cargador, resucité a mi móvil y fui a recoger el equipaje. En la habitación había un folleto para que dejases tu opinión del hotel. ¡Esta es la mía! me dije. Agarré el bolígrafo y con el mismo comedimiento que había tenido en mis quejas, sin una voz más alta que otra, escribí "me han robado el cargador del móvil; lo que te ahorras en el precio te lo gastas en reponer lo sustraído; lo comentaré en trip advisor y similares". Salí con mi maleta. En el pasillo me crucé con el limpiador de habitaciones. No lo miré. Él si me miró a mí, pero no me dijo nada. Yo levanté una ceja en señal de "me siento ofendida". Qué ridículo ¿verdad?Bajé a recepción, entregué mi llave y mi folleto con la amenaza de divulgar lo ocurrido. El recepcionista me deseó buen viaje y dijo "hasta la próxima". Y yo pensé, no habrá próxima amigo, y salí de allí. Tras un largo día y un largo trayecto, llego a mi casa. Estaba tan cansada que no deshice las maletas. Esa mañana no me despertó el sol, porque ya no había abertura en las cortinas. Tranquilamente deshice el equipaje. Cuando ya estaba todo colocado abrí la caja donde suelo llevar los relojes, pulseras y pendientes, y me veo un cable enrollado. Lo saco y ¡¡¡¡¡¡noooooooo!!!!!!!!, era mi cargador. No sé qué me dio más, si alegría o vergüenza. Me tomé un café con limpiador indignado, almorcé cocido con limpiador amonestado, merendé un cortado con limpiador víctima de las injusticias, y pensé, esto no puede seguir así que luego me quedan traumas. Me armé de valor, cogí el teléfono y llamé al hotel. Expliqué lo ocurrido, pedí disculpas y, sobre todo, pedí que se lo dijeran al limpiador, más que nada por asegurarme de que aún seguía allí. Y sí, el recepcionista me dio las gracias y me aseguró que a la mañana siguiente transmitiría mis disculpas a ese pobre hombre, objeto de mis iras internas y de comentarios malintencionados. Y al cargador le he puesto un castigo de esos que no se olvidan, por meterse en cajas que no son la suya, hombre, por favor.
jueves, 6 de diciembre de 2012
Este año me apaño con el arbolito
Yo este año estoy dudando si poner o no el Belén. El otro día tuve una pesadilla y me ha entrado la duda, porque el sueño era tan real....Debía ser media noche y yo me encontraba asando castañas a tres metros del portal. Todo estaba tranquilo. El cielo precioso con una inmensa cantidad de estrellas, una de ellas especialmente grande, con una larga estela. Quizás fuese el cometa Halley. Tampoco se yo mucho de estrellas. De pronto, a lo lejos se escucha un leve rumor que poco a poco se va haciendo mayor. Pensé, esto serán los Reyes Magos que se han adelantado. Pero no, era una horda de pastores que venían con sus timbales, sus pantalones cagados y su pelo rasta. Pastores de estos que no han visto una oveja en su vida. Llegaron gritando todos a coro, como enfadados, portando pancartas y rodearon el portal. Me dije, pues sí que ha cambiado el cuento, para mí que esto no estaba en el guión. Allí me quedé, con mi asador de castañas, contemplando la escena. Uno de los pastores, que parecía el cabecilla, se acercó a la puerta del portal y dijo ¡Soy Sánchez Gordillo, de profesión justiciero, y vengo a llevarme el buey y la mula, pedazo de fascistas!. Acto seguido cogieron dos carritos del mercadona y cargaron a los animales en ellos sacándolos del portal. El buey ni se coscó pero el burro pegaba unos rebuznos descomunales. San José intentó detener a uno de los carritos y casi le dan una paliza. Lo que lloraba el pobre hombre.Es que el buey y la mula eran sus mascotas, de toda la vida. Pude verlo todo con detalle al día siguiente, en la tablet que me regaló mi proveedor habitual por la compra de 20 kilos de castañas. Los pastores se dispusieron a marcharse con su botín cantando ¡Viva Marinaleda! ¡Viva Sánchez Gordillo! Y entonces, aparecen los reyes magos, con sus camellos y se plantan delante de los pastores cortándoles la salida. Sánchez Gordillo les planta cara y les dice, ¡ya os estáis quitando de ahí, o me llevo a los camellos también, pedazo de fascistas! ¡Fuera la monarquía!,¡ Viva la república! Melchor, muy tranquilamente, se bajó del camello y dirigiéndose al justiciero le dijo, sería conveniente que nos sentáramos a negociar. Yo no negocio, dijo Sánchez Gordillo, yo actúo, que eso es lo que hace falta en este país, menos bla bla bla y más actuar. Si, ya lo sé, dijo Melchor, y además no eres el único que lo piensa, nosotros también actuamos, por eso, te voy a dejar bien claro que o sueltas a los animales o tiro todas las cartas de reyes de Marinaleda. El justiciero se quedó en silencio unos segundos y acto seguido se dirigió a su horda con estas palabras: "Camaradas, acabo de tener una reunión con estos altos mandatarios, que no son fascitas, aunque lo parecen, y nos proponen lo siguiente: si soltamos al buey y a la mula, ellos, a cambio, van a poner a mi nombre todas las tierras colindantes con Marinaleda en 1.500 kilómetros a la redonda. Creo que es un buen trato, porque lo que es mío es vuestro" ¿Qué decís, cerramos el trato? Sííííí gritaron los pastores. Pues venga, a soltar a los animalitos. En medio del tumulto oí a Gaspar que le decía a Melchor ¿oye, cómo lo has hecho, no nos habrás metido en un lío de estos tuyos, no? No, que va, todo es cuestión de orden. ¿De orden? Pues sí, de orden, primero atiendo las cartas de Marinaleda, que quieren las tierras colindantes, y después atiendo las cartas de los colindantes que piden recuperar sus tierras, y se queda todo como estaba. ¿Cómo lo ves? Fenomenal, y eso ¿cómo se te ha ocurrido? Pues en verdad ha sido idea de Baltasar que antes de ser rey mago estuvo varios años de ujier en el congreso de los diputados, y de pequeño fué monaguillo en la catedral de Palma de Mallorca. Ah, ahora lo entiendo todo, por cierto, ¿Dónde está Baltasar? Pues ha ido a comprar castañas. Entretenida estaba yo con esa conversación cuando, al oír esto, efectivamente veo venir una sombra hacia mí. Era Baltasar. Le metí un soplido al asador y grité ¡Está cerrado! Que yo no he estado en el congreso pero aprendo rápido, hombre.
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