Las tres cuartas partes de mi actividad son mentales. Pienso que paso demasiado tiempo pensando. Pienso que tengo que pensar menos y hacer más. Pienso que pensar tiene su tiempo, y lo tengo que encontrar.

domingo, 10 de febrero de 2013

Un día de película

Amanece que no es poco y aún con la voz dormida me dispongo a empezar un nuevo día. El resplandor del sol entra por la ventana indiscreta y me grita ¡abre los ojos ! La piel que habito se eriza y me avisa que el día va a ser frio. Desayuno sin diamantes pero con fresas y chocolate, y al terminar  me preparo un bocadillo de jamón jamón para el camino.  Arranco mi gran torino y me adentro en la marabunta de vehículos que cada día destrozan la magia de los amaneceres. Enciendo la radio para saber en qué punto se encuentra la guerra de los mundos, el real y el ideal, y compruebo que la ficción nunca consigue superar a la cruda realidad. Necesitamos una metamorfosis, así no podemos seguir. La vida se ha convertido en los juegos del hambre y la culpa es de todos, de los que hacen y de los que dejamos hacer. Mientras la radio sigue intentado amargarme el día, llego al paseo marítimo y camino un rato. A lo lejos veo un tumulto, me acerco y compruebo que son diez mujeres al borde de un ataque de nervios. Al parecer, según me cuenta otro curioso que andaba por allí, han visto una aleta de tiburón a lo lejos, mar adentro, y no se ponen de acuerdo si llamar a Jean-Claude Van Damme, a Arnold Schwarzenegger, o a Jackie Chan. Al final se deciden por las Tortugas Ninja, así que me voy rápido no sea que lleguen y me den un golpe con los luchacos. Sigo mi camino y a la altura de la iglesia oigo el repicar y me pregunto por quién doblan las campanas. Llego hasta la puerta y asomo la cabeza, pero sólo están los chicos del coro que hoy tienen, según una lista que hay pegada en el portón, cuatro bodas y un funeral. A estas horas el calor convierte la mañana en el imperio del sol. Es hora de almorzar así que me acerco al parque con mi bocadillo de jamón y busco un banco con algo de sombra. Se acercan los carnavales y las calles están animadas y repletas de superhéroes americanos, Superman, Batman..., además de princesas, Blancanieves, mosqueteros, Piratas del Caribe y un largo etcétera. La verdad es que esto parece un parque jurásico con tanto bicho. Después de hora y media la mar de entretenida sin moverme del sitio, me pongo en marcha de nuevo con la intención de hacer más kilómetros que Forrest Gump, pero los días son tan cortos que casi se convierten en los días no vividos. El sol empieza su despedida y yo me bato en retirada. Con el crepúsculo llegan los otros, esos ángeles y demonios que duermen de día y viven frenéticamente de noche, y a mí no me gusta ese mundo, es demasiado fantástico. A lo único que aspiro es a pasar una noche tranquila, sin pesadilla en Elm Street, y esperar a que amanezca un nuevo día, para volver a empezar.

2 comentarios:

  1. Madre mía, no has dejado ni una jajaa, había pelis que incluso ni conocía, besos. Buena entrada, como siempre.

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  2. Gracias paisana. También me gusta tu última entrada que me ha tenido en vilo hasta el final.

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