Las tres cuartas partes de mi actividad son mentales. Pienso que paso demasiado tiempo pensando. Pienso que tengo que pensar menos y hacer más. Pienso que pensar tiene su tiempo, y lo tengo que encontrar.
sábado, 6 de julio de 2013
Lo que tiene una cerveza sin tapa.
¿Cómo va el sábado? Yo estoy en la gloria, y no me he muerto todavía. Tengo que decir que he madrugado bastante, como es costumbre en mí, y a estas horas he hecho una cantidad de cosas que si las repaso me da hasta vértigo. Es lo que tiene empezar el día bien pronto, casi con el sol, como si fuese el último sábado que tienes por delante, como si lo que no hagas hoy ya no lo pudieras hacer nunca. Bueno, vale, estoy exagerando un poco. La verdad es que madrugo sin querer, porque mi cuerpo está habituado a madrugar para ir a trabajar y no me da tiempo a hacerme un formateo en lo poco que dura el fin de semana, así que mantengo la costumbre biológica de acostarme pronto y levantarme temprano. Y ya que no me quedan pilas para aprovechar la magia de las noches locas, trato de aprovechar las ventajas de los cálidos amaneceres. Como diría Les Luthiers: un ritmo alocado, paradójicamente a cargo de las cuerdas. (Advertencia: la palabra paradójicamente no está en el diccionario de la Real Academia Española, pero como he puesto una frase literal la escribo tal como la dijeron Les Luthiers). Por cierto que los vi en directo hace ya varios años y me desencantaron porque contaban las mismas historias de cuando yo era estudiante y me partía de risa con sus ocurrencias. No sé si es que cuando me reía me hacían gracia de verdad o era el efecto de los cubatas de garrafón que nos metíamos entre pecho y espalda, o tal vez es que la edad me ha hecho más seria. Aunque no lo creo porque las arrugas de mi cara se corresponden exactamente con los pliegues que me salen cuando me río. Y han ido cogiendo terreno hasta conseguir autorización para empadronarse en mi fisonomía. A estas alturas tienen ya hasta el usufructo de mi cara que, como la de cualquiera, es el espejo de mi alma. De lo que se me ha instalado en el resto del cuerpo hablaremos otro día, porque una cerveza, sin tapa, no da para más. Ese tema requiere ya un par de whiskys, por lo menos.
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