Me cansa oír esa risa polifacética que siempre suena de
fondo, cuando pega y cuando no pega.
Esa risa que sucede con inmediata precisión
a todas las ocurrencias, tengan o no tengan gracia.
Esa risa que se mete en todas las conversaciones, sobre todo
en las ajenas, poniendo en evidencia el verdadero sentido de las frases.
Esa risa que no entiende la ironía y la convierte en chistes
baratos.
Esa risa sin ganas, forzada, que pretende ser colaborador necesario.
Esa risa que a pesar de ser falsa, acaba convirtiéndose en auténtica, pesadilla.
Esa risa nasal, sucedáneo de ronquido, tan practicada, tan poco espontánea, tan estridente en el silencio, y siempre, siempre, tan inoportuna.
¿La oyes?
No hay comentarios:
Publicar un comentario