Las tres cuartas partes de mi actividad son mentales. Pienso que paso demasiado tiempo pensando. Pienso que tengo que pensar menos y hacer más. Pienso que pensar tiene su tiempo, y lo tengo que encontrar.

jueves, 10 de marzo de 2016

In nomine

Se me murió el cepillo de dientes eléctrico como consecuencia de la obsolescencia programada, esa terrible artimaña de fabricantes sin piedad, que no te deja tiempo suficiente para cogerle cariño a tus cosas y así deshacerte de ellas sin miramientos, incluso con la ilusión de dar entrada a algo nuevo en tu vida, aunque sea un cepillo de dientes. Así que enfilé al centro comercial más cercano, confiando en que tendrían más variedad que un pequeño comercio, y qué puñetas, porque tienen mejores precios y, sobre todas las cosas, me dejan devolver lo que compro sin problemas ni preguntas, y el arrepentimiento es un valor en alza que pronto cotizará en bolsa, como las acciones de Bankia.
A lo que iba, que me enrollo sin querer. Me acerco al estante de los cepillos y allí estaban todos, tan bien colocados en sus cajitas, que parecían los soldados de siam. Elijo marca, por ir descartando, y me pongo a investigar las características técnicas de los cepillos, sin perder de vista los precios, que eso ayuda mucho a decidirse, y conforme voy leyendo se me empiezan a arquear las cejas por efecto del alucine que me entra al leer los nombres de los cepillos. Dí dos pasos atrás pensando que me había equivocado de estante y que, por mucho que aquellos palitos de colores parecieran cepillos de dientes, eran, en realidad, merchandising star wars. Pero no, allí lo ponía bien claro, "cepillos de dientes eléctricos". Pero vamos a ver, no es posible que un cepillo de dientes se llame Trizone, que parece que te va a ocupar tres paredes del cuarto de baño, o que se llame Oxyjet, como si fuese una máquina de oxígeno voladora, o, ya esto es el colmo, Cross Action con conectividad bluetooth, ¿Eso para qué es?, que parece que pones el bluetooth en el móvil y le lavas los dientes a tus contactos. Desconcertada me pasé al estante de las aspiradoras, por ver si encontraba un poco de cordura en estos extraños bautizos. Ohhhh noooo, fue aún peor, Megane 3G Eco Turbo, Civic 2500, Exeo 2500, Yaris 2500. Vamos, que sólo  les faltaba poner si eran diesel o gasolina. A esto que se acerca un señorito muy mono, que me dice ¿puedo ayudarle señora? Pues sí, le dije, ¿tú cómo te llamas? José Manuel, me dijo. Le solté una carcajada y le dije mientras me marchaba, ¡anda ya!.

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