Empezaré presentando a las protagonistas de esta historia. Lo haré usando sus nombres artísticos, con la certeza de que cada una de ellas se verá identificada rápidamente.
La Cantos. Ella es la promotora del viaje, la ideóloga, la que consiguió que aquello se hiciera realidad, ¡pero sin despeinarse oye!, que lo único que hizo fue arrancar el motor.
Las Cármenes. Madre e hija. Dos gotas de agua con 40 años de diferencia. Carmen madre, que es la madre de todas las madres, fan del término familia en su sentido más amplio, estaba junto a la Cantos en el minuto cero de esta historia. Y no dijo ni pío la gachona. Lo que viene siendo un "silencio cómplice".
Carmen hija se vio metida en la aventura sin comerlo ni beberlo, por obra y gracia de su santa madre. Amén. Pero, como buena heredera de la querencia familiar, recibió la invitación con bastante entusiasmo.
Las catalanas. Menudo par de hermanas. Total compenetración a pesar de sus diferencias. Una, llamémosla Redbull, así todo junto y por lo de las alas, tiene tanta energía que se apuntó antes de que se abriera la lista. Un rayo, nena.
La otra, llamémosla Buzz Lightyear, por esto de "hasta el infinito y más allá", también fue rápida en incorporarse. Ella y todas sus amistades invisibles. Un pandillón, vaya.
Seguimos con La Especialista. Tiene unas ocurrencias fantásticas y gran sentido del humor. Cuenta además con una habilidad natural para encargar la ejecución de sus mejores ideas a cualquiera que se ponga a tiro. Y lo hace con tanta gracia, que picas.
Ya estaba completo el catálogo, hasta que se decidió el destino. Zaragoza. No era un punto intermedio geográficamente hablando, pero sí en dimensión temporal. Así que, ¡adjudicado!.
Bien, pues establecido el cuartel general, se acordó nombrar a la capitana de la tropa aragonesa. La Maña. Todo el mundo lo sabe, "más vale maña que fuerza". Ya te lo digo yo. Es una auténtica travel planner. Madre del amor hermoso. Nos llevó con la lengua fuera desde que nos bajamos del tren hasta que nos volvimos a subir. Un no parar de esos que cuando te sientas dices, ¿pero qué es lo que me ha pasado? Y luego repasas y te parece imposible que en tiempo record hayamos visto tantas cosas, comido, bebido, hablado, reído, llorado, andado, bailado e, incluso, dormido. No se puede estirar mejor el tiempo, oiga.
Aquí acaban las presentaciones y... Ah no, que falto yo, La Narradora. Luego ya, si eso, hablamos de mí.
Ahora si, terminadas las presentaciones, vamos al lío.
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