Hace una semana que pusieron una caja blanca, alta, en el rellano de mi escalera. Aparentemente es la típica caja de ONG que recoge ropa, zapatos y bolsos para darlos a personas necesitadas (o venderlas en una tienda de segunda mano). Hasta ahí, todo normal. Total, que pensé, ¡mira qué bien!, justo ahora que estaba haciendo "el cambio de armarios" ese que dice la gente. Así que aprovecho y me deshago de lo que ya no voy a usar, y me ahorro llevar la ropa al sitio de siempre, que como está lejos y tengo que ir en coche, acabo paseando la ropa una semana en el maletero, como si la llevara secuestrada, dando tumbos para despistar hasta que me paguen el rescate. Cogí mi bolsa, con la ropa dobladita: un pijama de epi y blas que está en muy buenas condiciones, pero creo que no me pega mucho con las patas de gallo. Un pantalón corto del año catapum que, ¡ojo, aún me está bien! pero es de esos de tiro largo, que ya no se lleva, y ahora te los pruebas y dices ¿cómo es posible que yo haya llevado esto puesto alguna vez? y sacudes la cabeza pensando ¡qué barbaridad!. Y diciendo esto me topo con una foto que tengo en la mesilla en la que llevo el pantaloncito de marras. Cojo la foto, la miro de cerca, veo al resto de personas que salen en la imagen, con otros modelitos que para qué contarte y ya se suaviza un poco la cosa y te dices, bueno, tampoco estaban tan mal. Y a continuación dices entre dientes "y cómo se estropean los cuerpos". Alguna camiseta vieja, de esas que tienen más o menos tu edad, que se han criado contigo. Cuesta abandonarlas, pero siempre es mejor que convertirlas en trapos. Sería como descuartizar a tu mascota. Esas camisetas tienen vida propia, sólo les falta hablar (y suerte que aún no lo han conseguido).
Deposité mi bolsa con todo cariño en el fondo de la caja, que estaba totalmente vacía. Eso fué a media tarde. A las siete de la mañana salgo, paso junto a la caja, la miro para una última despedida y ¡noooooo! la ropa ha desaparecido. Vaya, qué cosa más rara, lo normal es que cuando recogen la caja, se la llevan con todo su contenido y hasta otra ocasión. Pero no, esta vez no fue así. Se llevaron el contenido y dejaron la caja. Será normal, pero a mí me pareció raro, así que a la mañana siguiente, a las siete de la mañana deposité una caja con unas zapatillas que eran granates, pero que con el tiempo se habían vuelto rosas. Tampoco el pie me crece desde hace tiempo, así que no sabría decir la de kilómetros que tenían las zapatillas. Llegó su hora, ¡a la caja blanca!. Volví por la tarde y ¿qué creéis? ¡habían desaparecido y la caja seguía allí! En mi rellano hay cuatro pisos y de ninguno de estos vecinos me cuadra que vayan a coger las cosas de la caja. Claro que tampoco me cuadra que no tengan nada de lo que deshacerse. Aunque a lo mejor les pasa como a mí, que ponen cosas y desaparecen. Esta mañana he dejado un pantalón vaquero, sin pena ninguna, estoy harta de ese vaquero, le tengo manía ya. Pero antes de dejarlo he mirado la caja, que estaba vacía, por verificar que el fondo es de cartón, y la he movido, para comprobar que debajo estaba el suelo y no un túnel secreto. Luego he mirado el rótulo de la caja y he comprobado que no es de una ONG, sino de una S.L. y también coincidió que subí con un vecino en el ascensor y al parar en su rellano vi que allí tenían dos cajas blancas, altas. Uf, esto se estaba complicando. Mi enrevesada mente se puso en marcha adivinando un sucio negocio de ropa usada, bajo la falsa apariencia de una ONG. Pensé en epi y blas que a esas alturas ya me habrían calificado de traidora por convertirlos en pijama de mercadillo, y esas camisetas que se han criado conmigo, mirándome tristes, diciendo ¿qué te hemos hecho nosotras, que hemos soportado durante tanto tiempo tu olvido en los cajones, que hace años que dejamos de ver la ciudad y sólo salíamos al campo? Y mucho peor será lo de las bermudas, porque acabarán desahuciadas tras varios días a la venta sin que nadie se digne mirarlas. El vaquero tendrá mejor destino, seguro que allá donde vaya le darán mejor vida que la que le dí yo. En fin. Si alguien ve el pijama de epi y blas, que le de recuerdos de mi parte.
jajajajajaja Pagaría por verte con ese pijama... pero como estoy en crisis... me lo imagino :P
ResponderEliminarMe extraña que tu no leas las cosas ;) jajajaja
Tenemos que saber que la mayoría de esas cajas no son de ONG's sino de empresas que la recogen y acaban en mercadillos. Hay que mirar la información de la caja.
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