Las tres cuartas partes de mi actividad son mentales. Pienso que paso demasiado tiempo pensando. Pienso que tengo que pensar menos y hacer más. Pienso que pensar tiene su tiempo, y lo tengo que encontrar.

domingo, 3 de marzo de 2013

¡Feliz cumpleaños!

Estoy nerviosa. Hoy es el cumpleaños de mi sobrina y me ha invitado. "A las cuatro de la tarde", me ha dicho. O sea, a la porra lo mejor del domingo, esa sobremesa eterna concebida para vaguear, en la que debería estar prohibida por ley cualquier actividad que suponga esfuerzo físico o mental que vaya más allá de tragarte las películas incalificables de la tele. A ver quién le dice a una niña de seis años que es un rollo acudir a su cumpleaños y tener que aguantar a sus amiguitos chillones, y que sería mejor hacer un cumpleaños para sus amigos y luego, otro día que no sea domingo, celebrar otro para familiares adultos, con su tarta, su vela y sus regalos, (completely equipped). Imposible decirle eso, no soy capaz, a sabiendas de que a la niña seguro que le importa un pimiento si voy o no voy, si lo paso bien o no, lo único importante será ver sus regalos, como tiene que ser. Total, que ya que no me queda otra que asistir y aguantar el tirón, lo mejor es participar activamente, así al menos te distraes. Además cuento con la colaboración de una voluntaria que se da mucho arte para estas cosas, así que nos fuimos al hipercor a buscar chucherías variadas sin tener muy claro qué hacer con ellas, porque ni la voluntaria ni yo hemos asistido a ningún cumpleaños tipo Mato, Botella, etc..., ni podíamos comprar un cañón para tirar confeti porque mi hermana, la madre de la niña, directamente nos partiría la cara por dejarle la casa hecha unos zorros, que ya tendrá bastante con los chorreones de chocolate y los pegotes de tarta repartidos por sillones y muebles varios. Elegir chucherías no es nada fácil, hay muchas, todas saben igual y todas son tan bonitas que da pena comérselas. Haciendo un esfuerzo nos hicimos con un cargamento de gominolas (palabra no contemplada en el diccionario de la Real Academia Española, pero que seguro que todo el mundo entiende), de varios tipos, tamaños y colores, además de esponjitas rosas y blancas y otras cubiertas de chocolate, los kinder no sé qué, unas pulseras de bolitas comestibles, horrorosas, chupetes de caramelo, chupa chups, botellitas de colores que no sé lo que llevan dentro,    gusanitos y no sé cuántas cosas más. Eah, ¿y ahora qué? a buscar recipientes para distribuir la mercancía. Vimos vasos de diferentes colores y tamaños pero no nos convencían. Al final, como siempre, los chinos tienen la solución: un paquete de bolsas en forma de cucurucho, con dibujos de cintas y globos de colores, muy monas, la verdad, y un rollo de cinta rosa. Ya sólo queda el reparto equitativo de las chucherías y un lazo de fácil apertura para no cabrear a los chiquillos. Creo que después de esto, estamos listas para ser nombradas ministras de sanidad y consumo. Y si no, por lo menos, para que nos den un trozo de tarta.

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