Las tres cuartas partes de mi actividad son mentales. Pienso que paso demasiado tiempo pensando. Pienso que tengo que pensar menos y hacer más. Pienso que pensar tiene su tiempo, y lo tengo que encontrar.
domingo, 20 de enero de 2013
Cartucho, que no te escucho
Llevo ya muchos días intentando escribir y no lo consigo. Se me fué la inspiración con tanta ciclogénesis explosiva, bárcenasgate, el toldo hecho jirones y la última factura de la luz, que parece que he hecho en mi casa una fiesta con Boney M. Me resulta todo muy absurdo, pero sin gracia ninguna. Y para colmo me he cabreado con un oponente aleatorio del juego de apalabrados. El susodicho se llama Luis. Yo figuro con pseudónimo. Casi todas las partidas las gana él, pero hubo una en que le pegué un palizón que todavía le duele. Al acabar esa partida me preguntó si yo era hombre o mujer. La carcajada que solté todavía está produciendo eco. Le contesté, "mujer ¿por?" y salió por peteneras, que si el pseudónimo, que si pin que si pan, tonterías. Yo, que soy mal pensada, imaginé que seria un tipo de éstos que no considera posible que a un hombre le gane una mujer ni en una partida de canicas. Eso me divirtió, y comenzamos otra partida. Al poco rato este hombre decide renunciar al juego. Esto vino a confirmarme mi teoría, claro, este hombre no quiere jugar con una mujer, y menos sabiendo que a lo mejor le gana. Pues que se vaya a freír espárragos. Al día siguiente, que yo ya ni me acordaba de su existencia, comienza dos partidas al mismo tiempo y empieza a escribir en el chat de una de ellas diciendo, "aquí no juegues; esta partida es sólo para hablar; luego te lo explico". Qué intriga ¿no? Al rato siguió escribiendo en el chat y puso: "como verás aparezco en mi foto de perfil con una niña, que es mi hija, por tanto estoy casado, y a mi mujer no le gusta que juegue a juegos on line y menos con chat; a veces ella coge el teléfono, por eso ayer borré la partida; supongo que te extrañaría ¿verdad? jajajaja" Todo eso escribió ese hombre en un momento. Yo no sabía si reírme o cabrearme porque las dos cosas me gustan por igual, así que decidí reírme al principio y cabrearme después, total si puedo hacer las dos cosas.... Analicé su retahíla: primero, que tenía una niña, por tanto estaba casado. ¿Qué edad mental tendría este hombre que piensa que los que tienen hijos tienen que estar casados?. Segundo, que a su mujer no le gusta que juegue a juegos on line y menos con chat. ¡Y a mí qué me importa!. Por supuesto no le contesté absolutamente nada, no encontré mejor forma de expresarle mi absoluto desinterés por su vida. Al cabo de un rato borró el chat y esa partida que empezó sólo para chatear. No sé si lo haría para que no lo viera su mujer o porque sus extraños razonamientos habían caído en un pozo sin fondo ni respuesta, y eso da un poco de repelús. Pero vamos a ver hombre, tú has visto muchas películas. Yo estoy jugando a apalabrados y tú ¿a qué juegas?. Si realmente piensas que por echar tres partidas ya somos amigos, lo tienes crudo. Anoche, después de ganarme otra partida, volvió a intentar hablar, pero mis escuetas respuestas no le dan mucho juego. Aún así el tipo es idiota y perseverante, me dijo "buenas noches que descanses". ¿Qué descanse, y tú qué sabes si estoy cansada o acabo de levantarme porque soy murciélago y me paso todas las noches de imaginaria? La gente está fatal. Y esto es lo más interesante que me ha ocurrido esta semana que pueda contar. O sea, nada.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario