Pues ya estamos otra vez de campaña electoral. Vuelta a las mismas películas, mismo reparto, mismo guión. Viejos discursos, ausencia de propuestas interesantes, pero bastante interesadas. Ya es tradición ver en la cartelera los insultos entre los hunos y los ostrogodos, que ya me los sé de memoria y hago un perfecto playback de ellos. Un completo aburrimiento, la verdad. Pero, sin duda, el resultado de estas elecciones se me antoja diferente. Con esta amplia gama de colores, como una pacífica primavera española, donde brota y rebrota la palabrería, siempre se me viene a la cabeza la serie juego de tronos, pero como sólo he visto una temporada y hace tanto que ni me acuerdo, no sé si existe algún paralelismo con el panorama político que tenemos.Ahí lo dejo. Como no soy afín a ninguna ideología y me dedico a sobrevivir, que no es poco, me cuesta bastante decidir mi voto, si es que voto, o si no voto, o si voto en blanco. Mi técnica suele ser el descarte. Vamos allá. Voy a partir de una cuestión que me parece básica. Empezaré con una linea divisoria, por supuesto horizontal, entre los que reparten pobreza y los que reparten promesas.
Los primeros son los ocupas de lo público, los de donde comen dos, comen cuatro, pero dos, siempre gratis. Los de todo es de todos. Y una porra, amigo, lo mío es mío que ya me lo curro. Hablan de descuentos, de nacionalizar y de nacionalismos. Lo que viene siendo un divide y vencerás. Son los actores secundarios que aprovechan la enfermedad del titular para hacerse notar. Los videntes de las ferias. Son los de los cupones descuento, los del mundo feliz en blanco y negro. Los que se alimentan con ideologías desfasadas de guerrillas medievales. Son los del gratis total. Los de la ley del embudo. Los que no hablan de empleo, porque no se si piensan trabajar en algo, o seguir siendo los reyes magos del sorpasso, porque no se si saben que tanta dádiva requiere bolsillo amplio, y que ese bolsillo siempre es el mismo, el de los que estamos cansados de trabajar para mantener el estado del "qué bien estás " gachón que no te falta detalle sin dar un palo al agua, o ganando más que nadie sin pagar merced. Son los que han unido sus fuerzas, que no sus esfuerzos, para arrasarnos disfrazados de aire nuevo, pero que huele a rancio y podrido. Son los que ahogan sin apretar.
Y después están los otros, los que reparten promesas, los de siempre y los de ahora, los de estás conmigo o contra mí. Son los que tiene claro cuál es la gallina de los huevos de oro porque llevan años explotándola, o viendo cómo la explotan otros. Los de los avances y la modernidad a base de billetes ajenos, enajenados. Los que te dan una y se llevan cuatro, y además tiran porque les toca. Los que hacen de los impuestos una montaña rusa que sube hasta la próxima campaña, pero que nunca cae en picado, seguramente porque la campaña es más rápida de lo que parece y siempre es mejor prometer que cumplir, ¡dónde va a parar!. Son los listos, los prácticos, los que hacen economía emergente y urgente, en lugar de poesía insurgente. Los que, como la espuma del cava, suben rápido para acabar haciendo agua. Los de la "trampaherencia". Son los que aprietan sin ahogar.
Así las cosas, me he quedado sin más opciones que, no votar, votar en blanco, hacer voto nulo o mandarlos a todos a tomar.....
Así las cosas, me he quedado sin más opciones que, no votar, votar en blanco, hacer voto nulo o mandarlos a todos a tomar.....
Es lo cierto que no me resisto a una rima fácil. Pero, en serio, si algo tengo claro como el agua, es que prefiero lo malo conocido que lo bueno por conocer, y las promesas a la pobreza.
Y ahora, vas y lo cuentas.
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