Los ingleses deciden marcharse de Europa, convencidos de estar por encima de todo y de todos. Los ingleses, muy a su pesar, son esos europeos que conducen por el lado contrario, los que usan su propia moneda, repudiando al euro como moneda paria, los que nos imponen su idioma como un moderno esperanto, que todos esperan hablar algún día porque abre más puertas que un manojo de llaves. Los ingleses se van de su casa para refugiarse en sus castillos de reinas madres, padres y abuelas. Se marchan despreciando la hermandad. Pero bueno, mira, por mí que se vayan a hacer gárgaras, eso sí, en inglés. Lo que de verdad me fastidia, porque yo de política económica no sé ni papa, ahora, en economía doméstica soy un hacha, es que vengan los pseudo revolucionarios que viven aquí y trabajan en Bruselas, no, no, quiero decir que cobran de Bruselas, aplaudiendo, como si el brexit fuese un acto heroico que todos deberían copiar. Lo realmente brexitoso sería que se fuesen al admirado país a vivir y dejen de hacer "puzzles" de todo lo que tocan.
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