Las tres cuartas partes de mi actividad son mentales. Pienso que paso demasiado tiempo pensando. Pienso que tengo que pensar menos y hacer más. Pienso que pensar tiene su tiempo, y lo tengo que encontrar.

miércoles, 8 de junio de 2016

Insert coin

No sé qué ocurre últimamente. Estoy agotada, física y mentalmente. Necesito unas vacaciones urgentes y remuneradas, como dios manda. Lo he visto claro cuando planchando una camiseta he encontrado en su bolsillo un cacahuete. Lo he planchado y ha pasado a ser un cacahuete tostado. Pero, mirando al pequeño tizón, tras su sesión distraída de rayos uva, no he podido evitar como si una voz de ultratumba me dijera, "niña, si es que pareces una máquina dispensadora". Y así es, así me siento, como una máquina desconchada, colocada en cualquier rincón de un centro comercial, mostrando en su gran cristal una variada cantidad de remedios, soluciones, consejos y alguna que otra bronca contenida. Llegar al trabajo es como si me enchufara y encendiera todas mis lucecitas atrae-consumistas. Petrificada veo pasar una tras otra a toda una colección de personas, a modo de paseo de los miis de la wii, tan iguales y tan distintos, que seleccionan producto y tiran de la palanca. ¡Tenemos la cláusula suelo, la tarificación adicional, el coche de segunda mano averiado, oiga! ¡Soluciones para todo! ¡ Tire de la palanca, señora, que yo le resuelvo su problema! ¡No se lo piense, señor, elija su solución entre la gran variedad de esta máquina! Es agotador. Ni siquiera me consuela la cara de satisfacción del que sabe que ha elegido el mejor producto. Y cuando dan las tres de la tarde y las luces se apagan, grito con todas mis fuerzas ¡GAME OVER! y hasta el día siguiente.

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