Las tres cuartas partes de mi actividad son mentales. Pienso que paso demasiado tiempo pensando. Pienso que tengo que pensar menos y hacer más. Pienso que pensar tiene su tiempo, y lo tengo que encontrar.

viernes, 28 de septiembre de 2012

Vamos a contar manías, tralará... (el desenlace)

Tanto orden en el armario no puede ser normal, ¿o sí? Le resultaba mucho más agradable asomarse a su armario que al balcón, ¡con el desorden que hay en la calle! Lo cierto es que ya había tomado una decisión, liberarse de sus manías. Pero... el armario mejor otro día. Volvió al salón y torció levemente un par de cuadros. Sonó su teléfono y tuvo el impulso de ir corriendo a cogerlo, para evitar que terminara antes la llamada, quedando esa lucecita intermitente que te avisa que tienes una llamada perdida o que has recibido un mensaje, correo, wassup.... Esa lucecita le ponía de los nervios. No soportaba tener avisos pendientes, ni en el teléfono, ni en el correo, ni siquiera en el buzón, como si las cartas fuesen a desintegrarse en un plazo de horas.
Se detuvo, no lo cogió y la llamada terminó. Allí estaba la luz, eah. ¿Cuánto rato podría soportar verla?
Fue de nuevo a la cocina y se preparó una tila. La mañana iba a ser muy larga, tan larga como su lista de manías propias y ajenas. Mientras tomaba la infusión se preguntaba el porqué de esa cruzada anti-manías. Sin duda la culpa era del bollo de pan. Ahí empezó todo, por las migas.
En ese momento sonó el despertador. Eran las 6'30 de la mañana. Se levantó, se aseó, buscó en la maraña de su armario algo que ponerse, se tomó un café instantáneo y tres galletas y salió corriendo para el trabajo. Aún era miércoles, una semana muy larga, pensó. Salió a la calle, cogió su autobús y, como cada día, se dedicó durante el trayecto a curiosear las caras de la gente que viajaba con él, intentando averiguar sus pensamientos. Uy, esa de ahí tiene cara de maniática. Esta tarde, sin falta, voy a comprar el portarrollos para el cuarto de baño, que llevo cinco años diciendo que lo voy a poner, y de paso, a ver si saneo el rincón de los folletos, que van a llegar al techo. Uf, el armario.... el armario, mejor otro día.
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Gracias a tod@s los que habéis contribuido con esta historia. Especialmente a Gloria, Nuria, Nati, Mª José, Sole, Mía, Juana, Virginia y a Il Cavaliere por sus comentarios.

2 comentarios:

  1. Nunca deja de sorprenderme tu capacidad de hacernos reir constantemente...

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  2. Ainsss... pero entonces en qué acaba la historia? Tengo cliente o no? jajajajaajja

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