Los sentidos vienen a ser como los planetas, cuando menos te esperas te anuncian que hay uno nuevo. Toda la vida pensando que tenemos cinco sentidos y de pronto, zas, van y anuncian el sexto sentido. Muy interesante la película, por cierto. Pero no queda ahí la cosa. Ayer comentaba con mi amiga May, que es la mayor inventora de frases curiosas sin patentar, lo difícil que resulta cuando trabajas atendiendo a personas, recordar caras y nombres y aún peor ponerle nombre a las caras, o al revés. Ella me contaba que tiene una larga lista de teléfonos a los que añade alguna pista junto al nombre para poder recordarlos, pero había llegado a un punto en que ni así. Por eso, me dijo, que con los años de experiencia, ella ya sabía que cliente era interesante y cuál otro le iba a hacer perder el tiempo para nada. Y eso lo sabía ella a los dos minutos de hablar con la persona en cuestión. Esto le había facilitado reducir su larga lista de nombres con pistas, porque había desarrollado un sentido que es 'me importas una mierda" y que supone el borrado automático del nombre, la pista y la cara. Así que ya sabéis, existe un séptimo sentido, el de borrar datos inútiles de tu mente. Me gusta. Lo veo práctico, tanto como la vista, el oído, el olfato, el tacto, el gusto, el en ocasiones veo muertos y, por fin, el me importas una mierda. Es que May es mucha May.
domingo, 25 de septiembre de 2016
sábado, 24 de septiembre de 2016
Sin punto medio
Vale, lo reconozco, soy una exagerada para algunas cosas, pero son cosillas sin importancia. Por ejemplo, hace un año más o menos que me compré un colorete porque se me estaba acabando el que tenía en uso. Pues bien, aún no lo he abierto, porque todavía tengo y eso que lo uso a diario, y ya hasta con ansiedad porque no me explico que no se acabe. Incluso he examinado a fondo la caja para ver si es que cuenta con algún dispositivo de regeneración espontánea. Pero nada. He cambiado la brocha por una más grande, para que recoja más. Me pongo dos parches en las mejillas con avaricia, que parezco la prima de Heidi en mitad de los Alpes. Pero nada. Estoy pensando incluso hacer una degustación gratuita de colorete por internet. También barajo la idea de pintar el pasillo con él. Visto lo que dura creo que me permitirá darle dos capas a la pared. Cualquier cosa para que se acabe el puñetero colorete antes de que le coja manía o peor aún, le tome tanto cariño que entre en depresión cuando mi relación con él llegue a su fin. Si, si, lo sé, ya lo he dicho, soy una exagerada, pero quiero decir en mi favor que intento corregirlo. Así lo hice con la leche. Tenía tantas cajas que me caducaban. Suerte que esto no pasa con el colorete, y si pasa que nadie me lo diga, que no quiero saberlo, ya me avisará mi cara con un par de ronchas, si eso. Decidí medirme con la leche, porque nada me irrita más que tirar alimentos sabiendo la de gente que pasa hambre. Me siento mal por esto. Me tomé tan a pecho aquello que acabé quedándome sin leche. Ocurrió una mañana. Eran las seis, el sol no había salido y mis vecinos y vecinas dormían plácidamente. Puse mi cafetera y abrí el frigorífico para sacar la leche. Me cago en la leche. No había ni para un café. Tuve que reprimir las ganas de abrir el lavadero y gritarle al mundo !Ahhhh! Lo sabía, sabía que esto pasaría, si es que me conozco como si me hubiera parido. Por eso me pongo trampas, para no caer en mis habituales errores. Por eso mismo me perdono mi exageración, porque es el mejor método que tengo para resolver mis descuidos.
domingo, 26 de junio de 2016
Loterías y otras apuestas
sábado, 25 de junio de 2016
Reflexión
Llevo días pensando en el término reflexión. Después de darle muchas vueltas creo que ya sé lo que quiere decir, así que me levanté esta mañana y me dije, ha llegado el día. Después de mis estiramientos para desarrugar el cuerpo y antes de proceder al ritual del desayuno, doblé mi torso hasta el suelo, una vez y otra más. Ya está, ya he reflexionado. Después de un rato cogí mis bártulos y me fui a la playa, que era lo que pegaba. Me acerqué a la orilla para que me diera el fresco y vi venir una bolsa de plástico más bailando que nadando. Me llamó la atención y la observé detenidamente mientras se acercaba y yo pensaba, no, si me voy a tener que quitar para darle paso y todo. En éstas estaba cuando la bolsa saca una cabeza de pez y después la hunde y saca su cola chapoteando. Ostras, es un pez. No entiendo de peces en crudo, pero si de los cocinados, y me parecía a mí que eso debía ser una carpa disfrazada de lubina. Muy grande, por cierto. La lubi-carpa se acercaba a la orilla haciendo lucir su cuerpo plateado, lanzando destellos que provocó que empezara a acumularse gente a mi lado. Primero llegó una mujer mayor con porte atlético y dice, qué le pasa al pescao éste, está raro, no? Eso es que está malo porque habrá comido plásticos y cosas de esas, seguro. Y yo le digo, pues seguro. Si es que algunos peces están zumbados, mira que comer plástico. Y la mujer repite, eso es que está malo porque habrá comido plásticos y cosas de esas, seguro. Y añade, como la gente echa de todo al mar. La miro y le digo, pues seguro. Y en lo más apasionante de esta conversación viene una franchute y pregunta algo en francés. La miramos a ver si es que no la habíamos entendido y la mujer mayor me mira como pensando qué dice ésta y se vuelve con cierto tono de "qué tontería" y le dice, pero qué dices, que está mala, que se ve que ha comido plásticos y cosas de esas, seguro. La franchute miró al pez y volvió a decir algo, pero para entonces yo había desconectado y estaba pendiente del otro flanco al que había llegado otra mujer, típica de la tierra, con su móvil, para grabar las acrobacias de la lubi-carpa y que piensa en voz alta, Uy, que raro, parece que quiere salir del mar, debe ser que nació aquí y ahora vuelve a sus orígenes. Luego nos mira y dice, vaya no sabía yo que los peces buscaban un sitio particular para morir. A todo esto, miro a mi amiga, que llevaba allí todo el tiempo soltando carcajadas con cada comentario que oía, y es que no era para menos, y veo que está pendiente de otra conversación cercana y presté atención. Era una pareja de mediana edad que observaba con atención a la lubi-carpa. El hombre, porque era una pareja típica, con su hombre y su mujer, y su sombrilla de playa, levanta la cabeza para ver con qué audiencia contaba y sentencia: "es que ha perdido el sentido del equilibrio". Toma ya. Y se largó, supongo que temeroso de seguir oyendo las carcajadas de mi amiga que ya, con este último comentario, estaba que se partía. Lo último que oímos, mientras abandonábamos el escenario suicida de la lubi-carpa fue, " parece un tiburón pequeño. Vi a mi amiga riendo mientras hacía una flexión y otra más. Eso es reflexionar y no lo de esta gente. Tiburón ni tiburón.
viernes, 24 de junio de 2016
Brexitoso
Los ingleses deciden marcharse de Europa, convencidos de estar por encima de todo y de todos. Los ingleses, muy a su pesar, son esos europeos que conducen por el lado contrario, los que usan su propia moneda, repudiando al euro como moneda paria, los que nos imponen su idioma como un moderno esperanto, que todos esperan hablar algún día porque abre más puertas que un manojo de llaves. Los ingleses se van de su casa para refugiarse en sus castillos de reinas madres, padres y abuelas. Se marchan despreciando la hermandad. Pero bueno, mira, por mí que se vayan a hacer gárgaras, eso sí, en inglés. Lo que de verdad me fastidia, porque yo de política económica no sé ni papa, ahora, en economía doméstica soy un hacha, es que vengan los pseudo revolucionarios que viven aquí y trabajan en Bruselas, no, no, quiero decir que cobran de Bruselas, aplaudiendo, como si el brexit fuese un acto heroico que todos deberían copiar. Lo realmente brexitoso sería que se fuesen al admirado país a vivir y dejen de hacer "puzzles" de todo lo que tocan.
jueves, 23 de junio de 2016
Playas de segunda mano
He llegado tan temprano a la playa que las gaviotas estaban durmiendo. El mar me ha recibido con tal alboroto que no me he atrevido a abrazarlo pensando que me partiría el espinazo. Al poco rato de llegar he observado cómo la gente se prepara para la mágica noche de San Juan, llenando la arena con todo lujo de provisiones, como si fuesen a echar raíces. El despertar es lento todavía. Cuando abandone este pequeño espacio que he escogido a placer, en primera linea, con la arena bien peinada, y para hacer un poco de contraste, con la brisa marina poniéndote el cabello salvaje, rápidamente será ocupado por esos que llegan los últimos y se plantan los primeros, mirando a su alrededor con satisfacción, como para reírse de los que han llegado sólo diez minutos antes y han tenido que colocarse en la tercera fila. Es como mandar a freír espárragos al refranero popular, ese que dice "a quien madruga, dios le ayuda". Claro que, desde mi punto de vista, teniendo en cuenta que les dejo el espacio mojado, con la arena removida, si que creo en el refranero, porque yo he estrenado la arena y he disfrutado de la paz y el silencio. Al siguiente le toca aguantar los gritos de los niños meones, las madres llamando a voces a los churumbeles para que se coman la tortilla y esa jodida pelotita, como diría Serrat, pasándole por delante de las narices al ritmo del toc, toc, toc, de las palas de madera. Seguro que cuando estos que han llegado a la playa de segunda mano lleven media hora, también se acuerdan del refrán. Ahí vienen. Me largo como las gaviotas que hace rato perdí de vista.
domingo, 12 de junio de 2016
And the Oscar goes to "volver a empezar"
Así las cosas, me he quedado sin más opciones que, no votar, votar en blanco, hacer voto nulo o mandarlos a todos a tomar.....
miércoles, 8 de junio de 2016
Insert coin
domingo, 5 de junio de 2016
No es un lunes cualquiera
El mejor día para ir a la playa, sin duda, es cualquier lunes de principios de verano. La playa te recibe con cansancio, con la resaca de los domingueros. Parece que mil batallas se hubieran librado en sus arenas y sus aguas. Y después de la tempestad, la calma. El lunes es el día de los que cierran por descanso del personal, de los guiris y sus hijos con extraño calendario escolar, de los jubilados, de los asuntos propios o de las vacaciones de ahora o nunca. En mi caso es el lunes de escapar para pensar. El lunes te permite ese espacio vital que no encuentras otro día. Ese silencio a tu alrededor que engrandece las olas, que te deja ver el horizonte. El lunes todo va más despacio, como queriendo alargar el día. El lunes precede al martes, ese otro día en que vuelves a tu rutina y el lunes queda como el recuerdo de un momento feliz. Pero eso será mañana. Hoy, a explotar el día y cantar eso de "hoy será, será, será, mi primer día y mañana también, y el resto de mi vida....'
miércoles, 27 de abril de 2016
Asociación de ideas
lunes, 25 de abril de 2016
Tres eran tres y ninguna era buena.
jueves, 10 de marzo de 2016
In nomine
domingo, 7 de febrero de 2016
Invierno azul
sábado, 23 de enero de 2016
Encuentros en la tercera fase
viernes, 15 de enero de 2016
Margaritas y Manolitos
Las margaritas son florecillas silvestres, aparentemente inofensivas, pero dotadas de un potente elixir tóxico que siempre se les escapa inoportunamente provocándoles un suicidio involuntario. Su muerte, como su vida, no deja de sorprender por el nivel de absurdo que llegan a adquirir. Son muy capaces de defender, con desmedida vehemencia, opiniones adquiridas en los foros a los que se hacen pertenecer (más por indumentaria que por una ideología propia y clara), despreciando cualquier postura contraria, a la que no dudan en calificar de idea asesina mundial. Casi ná. Las margaritas son maquiavélicas de campo que se entrenan en el llanto, al que consideran el mejor método de lucha contra los imaginarios contrincantes, a los que ganan en desdichas de las que somos responsables el resto de la humanidad. Nada reporta mejores resultados que ir llorando por las esquinas. El fin justifica los medios. Son perdedoras natas que siempre apuestan por jamelgos.
Y luego tenemos a los manolitos, esos seres dotados de un halo imaginario que les hace parecer incluso bien parecidos. Ganadores por excelencia que siempre apuestan en carreras de único corredor. Siempre al lado del poder como un pequeño Nicolás invisible que, a veces, se transforma en broche con forma de serpiente para poder lucir, con relativa discreción, en las solapas de cualquier superioridad. Los manolitos son taimados. Obtiene su conocimiento con la destreza del más hábil piojo chupasangres, chupatintas, chupaculos. Aislados y aislantes, no quieren a nadie a su lado porque saben que un alambre les hace sombra. Inseguros pero arriesgados. Cuando no les sale bien la jugada escurren el bulto y hacen mutis por el foro hasta que pasa la tormenta.
Se recomienda usar con precaución. En caso de intoxicación, acuda a urgencias.